Enviamos y recibimos con
los ojos más mensajes que con cualquier otra parte del cuerpo. El
contacto visual es esencial para conectar con la gente y la mayoría
de los políticos lo saben. Esquivar la mirada es un error
porque es signo de que escondemos algo. Carol Kinsey dice que
cuando una persona no es honesta nos devuelve pocas veces la
mirada. Para un político, mirar a los ojos (sin caer en la
mirada intimidatoria) es esencial en su día a día para que
haya una base de confianza en la comunicación con su interlocutor. Y
lo que veamos en los ojos del otro nos dará muchas pistas sobre
lo que nos quiere decir.
Por ejemplo, ver a
alguien mirando hacia arriba y a la izquierda, indica que la
persona está recordando algo; hacia arriba y a la derecha, que
está fantaseando, y hacia abajo y a la derecha, que está
recordando un sentimiento. Una mirada que va rápidamente de un lado
a otro nos dirá que la persona no está segura o se pone a la
defensiva (busca inconscientemente la puerta de salida), y unos
ojos llorosos y empañados dicen muy a menudo aquello para lo
que no tenemos palabras. La emoción comunica mucho más que la
razón y los datos. Es esencial cuando nos comunicamos poder
mirarnos a los ojos. Cualquier cosa que nos oculte la mirada
directa nos limita el potencial de comunicación en política y en
nuestro día a día.
Pero ¿Y lo que dice
nuestro rostro? “La sonrisa es la más positiva de todas
las expresiones emocionales” dice Daniel Goleman. Y sí.
Algunas investigaciones realizadas indican que el cerebro
humano parece tener preferencia por los rostros felices ya que
los reconoce más fácil y rápidamente. Es como lo
denomina Goleman “el efecto cara feliz”. Mostrar una
sonrisa es una buena manera de generar una primera impresión
positiva, si bien la sonrisa debe ser genuina. Si no lo es,
lo identificaremos porque carecerá de simetría, o sólo se
reflejará en la boca (la sonrisa
verdadera se detecta además en
los pómulos y en los ojos). Y si es exageradamente prolongada
(de 5 a 10 segundos) ojo candidato/a, será probablemente falsa.
La gente busca
expresiones faciales para saber cómo interpretar lo que le decimos.
Sólo entonces dará un determinado sentido a nuestras palabras.
¿Y las manos, los brazos
y el resto del cuerpo?
Las personas que
gesticulan de forma activa suelen generar percepciones de energía
y entusiasmo, mientras que las que no lo hacen generan una
imagen fría y racional. Pero los gestos no pueden ser
gratuitos. Deben enfatizar, matizar, complementar la comunicación.
Cuando son anárquicos y no tienen nada que ver con el
mensaje, provocan distracción o desconcierto.
Y ojo candidato/a
“Tendemos a considerar más a las personas que gesticulan al
hablar”, lo dice Carol Kinsey Goman. Pero sin pasarse que lo
exagerado no genera confianza. En cuanto a las piernas y la posición
de los pies, estos son un reflejo muy sincero de las emociones.
Son la parte del cuerpo que menos atención consciente nos merece y,
por tanto, la menos manipulable por parte del emisor. Los
expertos en lenguaje no verbal se fijan mucho en las posturas de
los pies para desenmascarar a su interlocutor. Pies cruzados
debajo de la silla indicarán una posición cerrada, por ejemplo.
Asimismo, la posición de los pies cuando uno se une a un grupo
que está hablando nos dirán si somos bienvenidos o no (si no
se mueven para dejarnos un lugar en un círculo imaginario en
el suelo, nos están excluyendo). Es curioso, pero todas estas
pistas se descubren sin el menor intercambio verbal. Sí, sin el
menor.
Así que es muy
importante desarrollar la observación ya que para comprender y
explotar la comunicación y todas sus posibilidades, es crucial
observar, ya que a base de observación iremos dando sentido y
significado a los gestos que hoy por hoy no lo tienen para
nosotros. La observación no es una facultad innata, sino que se
desarrolla con la práctica. Por ello es importante fijarnos en
todo lo que ocurre a nuestro alrededor. En el metro, en la
cafetería, en los actos públicos, en la cama….observe posturas de
la gente, sus gestos y sus miradas. Posiblemente construiremos
una potente base de datos en el cerebro que nos permitirá
interpretar los signos no verbales de forma inmediata y contaremos
con una gran ventaja en nuestra comunicación, pues no necesitaremos
las palabras del otro para saber qué es lo que siente o qué le
está queriendo decir. Ya lo sabemos.
Aunque existen límites a
la interpretación de los gestos “Un único gesto puede tener
varios significados o no significar nada en absoluto” vuelve
a
recordarnos Carol Kinsey Goman. Por lo que en la interpretación
consciente del lenguaje no verbal es peligroso ser demasiado
simplista. Unos brazos cruzados pueden indicar que nuestro
interlocutor está cerrado en banda, pero pueden simplemente indicar
que tiene frío, o que está cómodo en esta posición. Como
sugiere Kinsey, es necesario contar hasta tres gestos
congruentes, es decir, buscar como mínimo dos gestos confirmatorios
del inicialmente detectado, para darle el correcto significado a
la comunicación no verbal.
Es importante también
conocer a la otra persona que está en frente. La frialdad de
la expresión de un cliente puede ser un claro indicio de que no
le gusta nuestra estrategia para su empresa, o no significa nada
en particular ya que puede que sea su expresión habitual.
Así que ¿cómo
comunicas tú?
Detectar nuestra
comunicación no verbal es difícil puesto que por lo general no
nos vemos a nosotros mismos. Para poder saber qué dice nuestro
cuerpo necesitamos la confirmación desde fuera, a un buen
amigo. Necesitamos que alguien nos diga qué ha percibido y qué
mensaje le ha dado. O bien, un bonito espejo.
Fotos: EFE
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