miércoles, 2 de marzo de 2011

Alfonso y Andalucía

SE puede considerar justo que Alfonso Guerra, ex vicepresidente del Gobierno y diputado del PSOE en el Congreso desde las primeras elecciones hasta hoy, recibiera el Día de Andalucía el título de Hijo Predilecto. Se puede considerar justo porque es un personaje que vivió como protagonista los años de la Transición y tuvo un papel relevante en la alternancia política, con la llegada del PSOE al poder. También se puede pensar que este nombramiento le llega tarde. No sé si será casualidad que ya no está Manuel Chaves como presidente de la Junta. O será que había que dejar pasar el tiempo, que todo lo cura, que todo lo tapa.

Alfonso Guerra, en los tiempos del 28-F, era héroe para unos y villano para otros. Hoy casi se podría decir que es villano para los que fue héroe (cierta izquierda) y que es héroe para los que fue villano (cierta derecha), pero sería una exageración. Y además no es cierto del todo. Él también ha mantenido una parte de su público, los guerristas que les decían. Pasó como líder del socialismo de los descamisados, lo más opuesto a los señoritos, aun siendo él un hombre culto y refinado, lector empedernido de poetas como Antonio Machado y Luis Cernuda, entre otros. Personaje de paradojas, especialista a la hora de organizar sus palabras y sus silencios, que dimitió como vicepresidente del Gobierno en 1991 por un escándalo fraterno con mucho ruido y algunas nueces, pero que ha seguido como eterno diputado del PSOE por Sevilla y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso mientras criticaba a Zapatero por el Estatuto catalán y lo acompañaba en los mítines de Rodiezmo. No ha querido ser el número uno del PSOE en la lista municipal de Sevilla, pero se ha prestado a ser el último, para que miren la lista al revés, que es como mejor se ve, nunca se sabe.

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